Todo es Posible  por @gma360

 «Un programa hecho por mujeres que no se pierden los hombres»

Como presidenta de Ilusionmedia, comencé el pasado  7 de febrero del 2017  una nueva temporada, como directora y conductora,  del programa de radio Todo es Posible, en Plusradio. Un espacio que busca contenidos de interés para el ciudadano de a pie,  con independencia de su género, pero con una propuesta y visión de lo que se denomina Responsabilidad Social para la Igualdad . El magacín lo preparamos  mujeres, profesionales y madres, que de manera altruista y con absoluta vocación de servicio, en pro del empoderamiento de la mujer, desarrollamos un formato de utilidad social,  sin olvidarnos del entretenimiento y  con muchas risas.

loslunestodoesposible@gmail.com

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El equipo de derecha a izquierda Susana Tudela, Remedios López, Gema Piñeiro, Susana Sánchez, Susana León, Rebeca López -Tofiño,  informan y entretienen con sus noticias llamativas y exclusivas mundiales, de una manera cercana y única.

Me gustaría compartir con tod@s este interesante podcast de nuestra colaboradora Susana León
 
400x400Técnico Superior en Nutrición y Dietética Humana, licenciada en periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, experta en Coaching y Practitioner en Programación Neurolingüística (PNL),  desde hace años especializada en impartir formación en hábitos para mejorar el rendimiento físico, intelectual y anímico de las personas.

Cómo hacer una compra saludable
por @SLeonCoach

El ritmo de vida actual (todos los miembros de la pareja trabajan y tenemos poco tiempo en general), nos lleva a comprar, en muchas ocasiones, pocos productos frescos y a optar por versiones menos perecederas o ya procesadas y listas para su consumo. Hay que recalcar, que no todos los productos envasados son malos. Por ejemplo, una carne envasada o congelada (sin manipular) o unas verduras enlatadas o congeladas son opciones saludables, pues no se ha modificado el producto original y el tratamiento al que se han sometido sólo sirve para aumentar su duración.

 

Sin embargo, vivimos en una sociedad obesogénica, y hemos acabado dejando en manos de los publicistas lo que comemos. La industria alimentaria, cuando en lugar de asegurar exclusivamente la calidad de los productos que llegan al consumidor, pasa a convertirse en una empresa que decide ganar dinero (mucho dinero), se convierte, en lugar de de un aliado para la salud pública, en un lobby con marcados intereses económicos, y por lo tanto en un mal consejero nutricional. Hay que resaltar que existen muchos productos de mala calidad nutricional en el mercado que llevan en su envase el sello de alguna entidad nutricional pública (el caso más llamativo fue el de las galletas Dinosaurus, avaladas por el Colegio de Pediatras. Unas galletas que superan la cantidad de azúcar que debe tomar un niño y además llevan aceite de palma, perjudicial para la salud cardiovascular).

Ante este panorama, no nos queda más remedio que hacernos dueños de nuestra alimentación. La industria no pretende informar al consumidor, sino «seducirle» para vender. Y aquí empieza el «efecto perverso» de haber confiado exclusivamente a la industria alimentaria la vigilancia de nuestra dieta.

Para poder hacer una compra saludable, sigamos algunos pasos:

  1. Compremos en el mercado (productos frescos): verduras, frutas, hortalizas, pescado, huevos, carne. El autor del libro «El Detective en el Supermercado» (Michael Pollan) va más allá y dice que «no compremos nada que no pueda pudrirse». Estos productos suelen estar en los alrededores del supermercado (en los pasillos están los productos procesados).
  1. Si está envasado y tiene menos de 5 ingredientes, seguro que es: lácteos, legumbres, frutos secos y cereales integrales, en este caso, también son buenas opciones.
  1. Comprar, si es posible, a productores locales de verduras, hortalizas, carnes, huevos, lácteos, etc. No solo serán alimentos no procesados, sino que posiblemente, estemos comprando productos verdaderamente ecológicos (no solo porque lo ponga en una etiqueta).
  1. Aprendamos a cocinar. Es la forma de elaborar platos ricos y que sabemos perfectamente qué ingredientes tienen. Unas albóndigas de carne procesadas suelen llevar azúcar, grasas de dudosa calidad y algún saborizante que las haga más atractivas para que nos encantes y decidamos comprarlas ya hechas, en lugar de preparar nuestras propias albóndigas.
  1. Hacer una lista de la compra con lo que realmente hace falta y atenerse fielmente a ella.
  1. No te creas todo lo que dicen las etiquetas de los productos procesados. Recordemos que la industria tiene un interés, y destacará las propiedades positivas del producto (o las que nos suena que son positivas) y callará las negativas.
  1. Si aún así no tenemos más remedio que comprar productos procesados, la etiqueta nutricional y la lista de ingredientes, son lo único con que contamos los consumidores para que no nos engañen. Pero la etiqueta, a veces, es un cúmulo de información incompleta o difícil de entender. Para no perdernos en el entramado de letras minúsculas que definen la etiqueta, aquí van algunos consejos para saber en qué fijarnos a la hora de decidir si compramos o no el producto del súper:

En qué debemos fijarnos:

  1. ENERGÍA: Si 100gr de producto tiene más de 200kcal, es un alimento con elevado aporte calórico.
  1. GRASA.
  • + de 20gr de grasa/100gr = elevado aporte graso.
  • Entre 5-20gr = moderado aporte graso.
  • – 5gr = bajo en grasas

**Sin embargo, en este apartado hay que fijarse también en la calidad de la grasa (el tipo de grasa utilizado), de forma que:

  • Las grasas poliinsaturadas y monoinsaturadas deben ser mayores que las saturadas.
  • Las grasas peligrosas, que deben indicarnos NO comprar ese producto son: grasas trans y grasas saturadas en exceso. **La grasa saturada diaria para una mujer no debe pasar de los 20gr y los 30gr si eres hombre. Para hacernos una idea, 2 galletas tipo Digestive, con aceite de palma, llevan aproximadamente 25gr de grasa saturada.
  • Frases como «con aceites vegetales» o «sin grasas trans» deben hacernos sospechar, pues en muchos casos se usan aceites de palma y coco (saturados, de origen vegetal y que perjudican el corazón).
  • Las grasas hidrogenadas (suelen tener origen vegetal pero con un tratamiento tecnológico que las convierte en sólidas) se comportan como grasas saturadas.
  1. SAL. Según la OMS, debemos consumir un máximo de 5gr de sal al día (2gr de sodio).
  • Si 100gr de producto tiene + de 1gr de sal = alto contenido en sal.
  • Si tiene menos de 0,25gr/100gr = bajo aporte de sal.
  1. LIGHT suele significar que lleva entre un 25 y un 30% menos de azúcares o grasas que el producto original (excepto los refrescos carbonatados light, que no llevan azúcares).
  • Una trampa de la industria alimentaria es quitar grasa y aumentar los azúcares (para dar más sabor, hacer el producto atractivo y vender más).
  • También pueden quitar azúcar y aumentar las grasas (generalmente saturadas) que dan más sabor y consiguen vender más.
  • Llamar al azúcar por otro nombre: sacarosa, dextrosa, glucosa.
  • O cambiar el azúcar por otros azúcares que funcionan metabólicamente igual: fructosa, maltodextrina, almidón de maíz, jarabe de glucosa, jarabe de maíz…